jueves, 13 de febrero de 2014

Las especias


Hoy en día, en nuestro mundo desarrollado, abrir el frigorífico y encontrar lo necesario para un buen almuerzo con productos frescos de toda clase es lo más normal, o aderezar nuestros arroces o carnes con los más sabrosos condimentos es algo que toda mesa se puede permitir.

 

Sin embargo, esto no siempre fue así. Las especias han constituido hasta la aparición de la refrigeración y los conservantes artificiales la principal forma de conservar alimentos y sobre todo de darle a éstos nuevas texturas y sabores.
La pimienta, el clavo, la canela, el azafrán, la nuez moscada o el jengibre, llegaron a ser durante la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna productos exóticos muy codiciados que llevaron incluso a cambiar la concepción del mundo con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. Realmente Colón no emprendió su peligroso viaje para descubrir nuevos mundos, sino para encontrar una ruta alternativa hacia Las Indias, cuyo comercio, controlado por los musulmanes y bizantinos primero y después por los portugueses, había convertido al rey de Portugal en el más rico de Europa, controlando las rutas marítimas hacia Oriente bordeando África.
No podemos confundir las especias con las hierbas aromáticas. De las primeras tenemos una gran variedad a lo largo de toda la cuenca mediterránea, como son el tomilo, romero, arrayán, laurel, etc, sin embargo, éstas no sirven para conservar, sino sólo para aromatizar.
El comercio con el lejano oriente, origen de la mayoría de las especias, ya había sido iniciado por griegos y romanos, que gastaron ingente cantidades de oro y plata en este negocio. Para hacernos una idea de lo caros que llegaron a ser estos exóticos condimentos podemos poner como ejemplo que la pimienta blanca costaba 14 denarios el kilo, cuando el jornal de un trabajador libre era de dos denarios y sobre todo los aceites de canela podían alcanzar precios desorbitados de 3000 denarios el litro.
Durante la Edad Media, las especias fueron consumidas sobre todo por la nobleza, para evitar el mal sabor de los alimentos que en muchos casos se pasaban por las malas condiciones de conservación. El 94% de la población no podía permitirse estos lujos. Para ellos simplemente quedaba el uso de la sal, con lo que cualquier otro conservante era todo un mundo de sabor.
Con el descubrimiento de América, los españoles trajimos de Méjico otra gran conocida entre nosotros como es la Vainilla. ¿Quién imagina el mundo de la pastelería sin vainilla?. Tras la aventura de Colón, Sevilla se convirtió en unos de los puertos más prósperos de Europa y por él entraron nuevas especies como el tomate, la patata, los pimientos que serían aderezadas con las especias y adornaron los platos de las cada vez más logradas chacinas del cerdo. Los productos matanceros evolucionaron a lo largo de la edad Moderna hasta llegar a las exquisiteces que conocemos hoy en día en los que las antiguas y caras especias siguen teniendo un papel fundamental.
¿Quién imaginaba que el azafrán o la canela podían cambiar el rumbo de la historia?. Desde luego tenemos muy claro que cambian definitivamente el sabor de nuestros platos.


¿Cuál de las siguientes plantas son especias?

a) Romero, tomillo, lavanda.

b) Pimiento, tomate, laurel.

c) Azafrán, pimienta, canela


¿Quiénes fueron los primeros en desarrollar el comercio de las especias?

a) Españoles y portugueses

b) Bizantinos y musulmanes

c) Griegos y romanos.


¿Cuánto costaba un kilo de pimienta en la época romana?

a) El sueldo de un mes.

b) El sueldo de una semana.

c) Un jornal.


¿Por qué descubrió Cristóbal Colón América?

a) Porque quería descubrir un nuevo continente.

b) Porque lo envió el rey de Portugal a comerciar las Indias.

c) Porque quería descubrir una nueva ruta marítima hacia Oriente evitando a los portugueses.

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