1. Introducción
La gastronomía forma parte de la cotideanidad de nuestras vidas desde siempre y prueba de ello es este artículo que nos muestra algunos refranes relacionados con la gastronomía.
2. Sobre refranes gastronómicos.
El pan nuestro de cada día recoge cumplidísimas alusiones: "A buena hambre no hay pan duro, ni falta salsa a ninguno", "Con buen pan y mucha leña, el invierno a nadie empeña", "Del pan ajeno, cada sopaza como un huevo", "De ajena hogaza, empiedra tu taza", "De pan que no cuesta nada, la escudilla empedrada", etc.
Los refranes de gastronomía varia se acumulan: "A ganas de comer, convite cordobés", alusivo a la parquedad, y refrendado por el mismísimo Góngora: "A ganas de comer descomedidas, convite cordobés, Vicente hermano..." "Ahí lo tienes; si te condenas que te condenes", le dice la mujer guardadora del ayuno y la abstinencia al marido glotón, que no es capaz de tenerse a la mano en la Cuaresma.
"Cada uno arrima el ascua a su sardina", porque se asegura que hace algunos años solían dar a los obreros del campo sardinas, que ellos acostumbraban a asar en las cadelas de las cocinas cortijeras; pero como resultaba que cada trabajador cogía ascuas para arrimarlas a su ración de sardinas, el resultado era que se apagaba la candela, por lo cual los caseros tuvieron que prohibir el consumo de tales pescados. Este refrán se asocia a veces con Viso del Alcor, en la provincia de Sevilla, porque hay quien lo completa con "por eso quitaron las sardinas de los cortijos del Viso".
Hay otro, muy gracioso: "Con el aire no te oigo, pero miga del tuyo", refrán que, en realidad, es el final de un cuentecillo andaluz de dos jornaleros que estaban efectuando sus labores a cierta distancia uno de otro:
- ¿De qué pan migo: del tuyo o del mío?
- Con el aire no te oigo; pero miga del tuyo.
En las antiguas sobremesas de la cocina del cortijo, un ratito de murmuración resultaba más sabroso que los mismos postres. Por eso se dijo: "acabado el yantar, palillos y murmurar". Y esa es la razón de que en Andalucía, se le llame a conversación de sobremesa "palique", justamente por los palillos de dientes que se utilizaban al terminar de comer.
El que fuera famoso folklorista de Jaén, don Antonio Alcalá Wenceslada, glosó el refrán "A la leche, nada le eches; pero le dice la leche al aguardiente: ¡Déjate caer, valiente!", aclarando, de forma textual: "Porque es probado que si augardiente hace caso y se deja caer encima de aquélla, queda el estómago como un reloj. Así lo afirman los entendidos".
Pero donde el refranero hace su mayor suma de aportaciones es en el capítulo de los vinos. Quizá en ninguno como en este dé Andalucía muestras de tanta prodigalidad. Se cuentan por millares los refranes vitivinícolas y, de ellos, me permito anotar una breve selección, como cierre del tema refranerilo, así que, como glosillas de algunos, vayan estas muestras:
"Vino de un oreja, prendado me deja; vino de dos, maldígalo Dios". Y es que el andaluz llama "vino de una oreja" al que, una vez gustado, hace mover hacia un lado la cabeza, como signo de que está bueno; como también le llama "vino de dos orejas" al que determina que se mueva varias veces la cabeza de un lado para otro, como señal de desaprobación.
Hay también un macarrónico proverbio sevillano que dice: "Vinum capas, quantum quepas; del Guadalquivir, nihil".
Otro refrán muy popular: "Borrachera pintona, todavía no es mona; pero ya lo va siendo la de "escucha y perdona", que Rodríguez Marín apostilla, con singular gracejo: "Son grados en que los andaluces clasifican la beodez: el primero consiste en estar "pintón y asomado"; el segundo, se es leve o algo pesadamente molesto, parando a los transeúntes con las palabras "escucha o perdona", para hablarles de cosas disparatadas; y el tercer grado es el de "capa arrastrando", ya próximo al desastre de caer al suelo hecho un zaque". (Conviene aclarar que zaque -citado en el Quijote- es un recipiente de cuero donde se suele recoger el vino. En Córdoba se dice, con seseo: "Fulanito tiene un "saque"... para indicar que el citado Fulanito come como una lima de alisar madera y que posee un estómago de extraordinaria capacidad)
Por último, reseñaré el de "Bebe vino en cristal o en vidrio; y si el vino es generoso, en cristal precioso". Al decir "cristal precioso", se refiere al llamado cristal de Venecia, la famosísima ciudad italiana. Y es muy cierto que al pronunciarse mal el nombre de Andalucía, en vez de "venecia" acabó llamándose "venencia" al vaso, copa o catavinos, en que se echaba un poco para que pudiera estimarlo el catador de la bodega. Posteriormente, y andando mucho tiempo, se le ha venido a dar el nombre de "venencia" al vasito de metal rematado con una varilla flexible, con el que se saca el vino directamente de la bota, para efectuar la prueba de su aroma y su sabor.
La gastronomía forma parte de la cotideanidad de nuestras vidas desde siempre y prueba de ello es este artículo que nos muestra algunos refranes relacionados con la gastronomía.
2. Sobre refranes gastronómicos.
El pan nuestro de cada día recoge cumplidísimas alusiones: "A buena hambre no hay pan duro, ni falta salsa a ninguno", "Con buen pan y mucha leña, el invierno a nadie empeña", "Del pan ajeno, cada sopaza como un huevo", "De ajena hogaza, empiedra tu taza", "De pan que no cuesta nada, la escudilla empedrada", etc.
Los refranes de gastronomía varia se acumulan: "A ganas de comer, convite cordobés", alusivo a la parquedad, y refrendado por el mismísimo Góngora: "A ganas de comer descomedidas, convite cordobés, Vicente hermano..." "Ahí lo tienes; si te condenas que te condenes", le dice la mujer guardadora del ayuno y la abstinencia al marido glotón, que no es capaz de tenerse a la mano en la Cuaresma.
"Cada uno arrima el ascua a su sardina", porque se asegura que hace algunos años solían dar a los obreros del campo sardinas, que ellos acostumbraban a asar en las cadelas de las cocinas cortijeras; pero como resultaba que cada trabajador cogía ascuas para arrimarlas a su ración de sardinas, el resultado era que se apagaba la candela, por lo cual los caseros tuvieron que prohibir el consumo de tales pescados. Este refrán se asocia a veces con Viso del Alcor, en la provincia de Sevilla, porque hay quien lo completa con "por eso quitaron las sardinas de los cortijos del Viso".
Hay otro, muy gracioso: "Con el aire no te oigo, pero miga del tuyo", refrán que, en realidad, es el final de un cuentecillo andaluz de dos jornaleros que estaban efectuando sus labores a cierta distancia uno de otro:
- ¿Qué? ¿Jago ya er gazpacho?
-Más bien es tempraniyo; pero jazlo.- ¿De qué pan migo: del tuyo o del mío?
- Con el aire no te oigo; pero miga del tuyo.
En las antiguas sobremesas de la cocina del cortijo, un ratito de murmuración resultaba más sabroso que los mismos postres. Por eso se dijo: "acabado el yantar, palillos y murmurar". Y esa es la razón de que en Andalucía, se le llame a conversación de sobremesa "palique", justamente por los palillos de dientes que se utilizaban al terminar de comer.
El que fuera famoso folklorista de Jaén, don Antonio Alcalá Wenceslada, glosó el refrán "A la leche, nada le eches; pero le dice la leche al aguardiente: ¡Déjate caer, valiente!", aclarando, de forma textual: "Porque es probado que si augardiente hace caso y se deja caer encima de aquélla, queda el estómago como un reloj. Así lo afirman los entendidos".
Pero donde el refranero hace su mayor suma de aportaciones es en el capítulo de los vinos. Quizá en ninguno como en este dé Andalucía muestras de tanta prodigalidad. Se cuentan por millares los refranes vitivinícolas y, de ellos, me permito anotar una breve selección, como cierre del tema refranerilo, así que, como glosillas de algunos, vayan estas muestras:
"Vino de un oreja, prendado me deja; vino de dos, maldígalo Dios". Y es que el andaluz llama "vino de una oreja" al que, una vez gustado, hace mover hacia un lado la cabeza, como signo de que está bueno; como también le llama "vino de dos orejas" al que determina que se mueva varias veces la cabeza de un lado para otro, como señal de desaprobación.
Hay también un macarrónico proverbio sevillano que dice: "Vinum capas, quantum quepas; del Guadalquivir, nihil".
Otro refrán muy popular: "Borrachera pintona, todavía no es mona; pero ya lo va siendo la de "escucha y perdona", que Rodríguez Marín apostilla, con singular gracejo: "Son grados en que los andaluces clasifican la beodez: el primero consiste en estar "pintón y asomado"; el segundo, se es leve o algo pesadamente molesto, parando a los transeúntes con las palabras "escucha o perdona", para hablarles de cosas disparatadas; y el tercer grado es el de "capa arrastrando", ya próximo al desastre de caer al suelo hecho un zaque". (Conviene aclarar que zaque -citado en el Quijote- es un recipiente de cuero donde se suele recoger el vino. En Córdoba se dice, con seseo: "Fulanito tiene un "saque"... para indicar que el citado Fulanito come como una lima de alisar madera y que posee un estómago de extraordinaria capacidad)
Por último, reseñaré el de "Bebe vino en cristal o en vidrio; y si el vino es generoso, en cristal precioso". Al decir "cristal precioso", se refiere al llamado cristal de Venecia, la famosísima ciudad italiana. Y es muy cierto que al pronunciarse mal el nombre de Andalucía, en vez de "venecia" acabó llamándose "venencia" al vaso, copa o catavinos, en que se echaba un poco para que pudiera estimarlo el catador de la bodega. Posteriormente, y andando mucho tiempo, se le ha venido a dar el nombre de "venencia" al vasito de metal rematado con una varilla flexible, con el que se saca el vino directamente de la bota, para efectuar la prueba de su aroma y su sabor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario