miércoles, 27 de marzo de 2013

SEMEJANZAS ENTRE LA COMIDA ROMANA Y LA GASTRONOMÍA ANDALUZA

         Dejando un lado la distancia en el tiempo, la comida romana puede relacionarse en muchos aspectos con la  gastronomía andaluza: comidas, nombre de comidas, tipos de platos, incluso en la dieta, que es en los que nos detenemos en este pequeño artículo
INGREDIENTES  BÁSICOS DE AMBAS COCINAS
Se decían en nuestro refranero " Con pan y vino, se hace el camino". Y en verdad que muchas huestes castellanas hicieron enormes cabalgadas, los romeros acudieron a las fiestas de los santuarios y los transeúntes atravesaron muchos lugares de  España confortándose con  la sopa de  pan  y el vino del tarro. No digamos que eran los ingredientes básicos de muchos vecinos en forma de alimentación cumplimentada  con otros ingredientes como el aceite, las verduras y las carnes básicas derivadas del cerdo. Por eso no nos extraña que el pan fuera el elemento  del puls romano durante más de 300 años ( lo que era una  especie de gachas de harina de trigo),  la comida  básica de los romanos, tan solo se enriqueció  poco a poco en los tiempos de las vacas gordas con  un puls llamado iuliano, en el que se añadieron  ostras hervidas, sesos y vino especiado.
         El clientelismo como fórmula de mantener el sistema romano se basaba en el reparto del Estado o de los poderosos de una limosna diaria o annona, que casi siempre se basaba en un saco de trigo. Estos repartos de trigo, en tiempos de Julio César (49-44 antes de Cristo), beneficiaron a unos 230.000 romanos  mediante  la  conocida (annona). Este trigo se transformaba en  harina y, posteriormente en  pan.
         Junto con este alimento, el vino es el   otro alimento de la dieta romana . Ofrecía  una gran dificultad, pues no se conocían las técnicas actuales de conservación y  había que  beberlo con especies, o servirlo  caliente y aguado. Incluso, se le añadía miel. No era de extrañar que los pobres   y las clases bajas  solían desayunar sopas de pan y vino, en las  que  se añadían , farro, garbanzos y verduras, coles, hojas de olmo, malva, etc.
         Como es lógico en las villas rústicas y en las familias pudientes, los romanos añadían a su dieta el  consumo de leche, de cabra o de oveja, tenían pasión por las  aceitunas y , como la cocina andaluza,  la carne de  cerdo predominaba en la alimentación diaria. Con el paso del tiempo,  disfrutaron de las carnes de buey, cordero, oveja, cabra, ciervo, gamo y gacela. Incluso la de perro, que era una costumbre de pueblos anteriores. No difería mucho la dieta básica actual de la a dieta (1.500 calorías) del romano durante la República que " apenas alcanzaba las 3.000 calorías, de las que al menos 2.000 procedían del trigo".

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